Francés l Inglés
¿Soy yo espontáneamente compasivo? En caso positivo ¿como se manifiesta esto en mí? En caso negativo ¿por qué?
¿Qué quiere decir: compasión? En la palabra compasión está la pasión. ¿Qué quiere decir: pasión? Es en filigrana la Pasión de Cristo, es decir: el sufrimiento del hombre sobre esta tierra. La compasión, es compartir el sufrimiento del otro, estar ahí para comprender, para que sepa que no está solo y que vivimos este sufrimiento con él, cerca de él.
No puede haber amor sin compasión. San Vicente de Pablo creó hospitales cuando vio a los huérfanos abandonados al pie de las iglesias en la nieve, todos esos pobres que morían de hambre... Creó en sus hospitales la compasión universal. También fue en las galeras, aceptó latigazos... La compasión se vive de forma diferente. En nuestro mundo de hoy, la compasión viene porque no hay otra cosa que se pueda hacer. Los humanos Creyeron que lo habían creado todo. En las órdenes religiosas, se flagelaron durante siglos, pero no era lo que Dios pedía.
Dios trató de ver lo que Abraham quería. Le pidió también hacer sacrificios para precisamente comprobar su confianza en El. Pero en el último minuto, Él levantó el brazo. Esta referencia a Abraham – también podría hablar de David y de muchos otros - está en correlación con nuestro tiempo.
Hoy día los hombres se matan entre sí. El tercer mundo y el cuarto mundo claman por todos sitios. Hombres y mujeres mueren de hambre cada día. Madre Teresa no inició su obra para ganarse una corona. Violó los dogmas de la religión. Ningún padre católico había participado nunca en este trabajo de la calle para gente que no era de la misma religión. Hay budistas en la India, hay todas las religiones, y Madre Teresa está allí, en medio de ellos. Ella no les pregunta cual es su fe. Les acoge, los consuela y les lleva a la paz interiore hasta su fin.
¿Qué quiere decir: compasión? En la palabra compasión está la pasión. ¿Qué quiere decir: pasión? Es en filigrana la Pasión de Cristo, es decir: el sufrimiento del hombre sobre esta tierra. La compasión, es compartir el sufrimiento del otro, estar ahí para comprender, para que sepa que no está solo y que vivimos este sufrimiento con él, cerca de él.
No se le cuentan historias a un moribundo, se le escucha y cuando el ya no puede hablar, se calla uno, en el silencio, nuestras manos se encuentran. El siente la presencia y eso le basta. Esto es la compasión.
No culpabilidades, yo os lo ruego, porque cada uno tiene su papel sobre esta tierra. Si Dios ha permitido que haya órdenes para ser compasivos con los demás, Él ha querido también que una armada se levante por la libertad. Nosotros no podemos hacer mimetismo. La compasión está en el corazón de cada hombre y nosotros debemos vivirla cada día de nuestra existencia. La compasión se hace con nuestra mirada, nuestro gesto, en la forma en que nosotros vamos a escribir, en la voz que vamos a emitir para hablar a alguien. La compasión no es un acto de voluntad, sino un acto de amor gratuito, en el silencio. Nosotros debemos, cada uno de nosotros, comprender el camino que nosotros debemos hacer - cuando vosotros escribís el libro de IVI, ¿no estáis en la compasión por aquellos que sufren?
Nosotros podemos estar todos en la compasión con una sola condición: no hipocresía. No nos embauquemos porque muchos hacen el gesto de la compasión y son solo hipócritas. Para que haya compasión, hace falta que el corazón hable. Para nosotros, el corazón, es el alma. Y el alma para Dios, es esta noción de amor que no conoce límites: ni comienzo ni fin.
Cuando nosotros consolamos, que armonizamos, estos son actos de compasión total. Ponerse de rodillas delante de alguien, es ya aceptar la humildad y comprender que nosotros estamos ahí para ayudar y amar al otro. No nos llenemos de imágenes todo hechas sino comprendamos que la compasión puede vivirse cada día, cada segundo de nuestra vida; es en nuestro estado de espíritu que podemos estar en la compasión, de la que el Cristo habla. Consolad de antemano: si nosotros sabemos consolar, enseguida podremos tratar de comprender a los otros.
¡La compasión es de una densidad increíble! Y yo invitaría siempre a todos los hombres de la tierra a vivirla pero ¿son ellos capaces? ¿Sabéis vosotros que la oración es un acto de compasión? Porque cuando se reza, no se reza por uno mismo, se reza por los otros. ¿Creéis que María no vive en la compasión permanentemente por toda la humanidad de hoy día? Entonces vivamos nuestros actos, en el reconocimiento de nuestros actos. Y no tratemos de imitar un gesto o una mirada que no serían las nuestras, por lo que no serían verdaderas. Dios nos juzga, Dios nos ve, Él sabe quien somos, entonces vivamos en esta comunión de pensamiento absoluta y permanentemente con Él y ahí saldrá la belleza que nosotros buscamos y que es verdaderamente a la imagen de Dios.