La paz interior

La paz interior

¿Somos realmente dulces, y por lo tanto estamos en la paz interior?

La suavidad tiene que ver con la paz interior. Cuando Cristo entraba en la casa de alguien, cuando reencontraba a alguien, lo primero que decía era shalom, "que la paz sea con vosotros": si no estamos en paz, no podemos ver a Dios en el otro. La dulzura comienza allí... 


La ternura: no se debe a que porque se es hombre, que no se puede ser tierno. Yo le quito eso de inmediato al espíritu de la gente. La ternura es innata y es una parte del alma. Es verdaderamente el amor de Dios que se expresa a través de la gente, a través de una palabra, un consuelo, un gesto. Eso es la ternura.

La dulzura, es otra cosa: "Bienaventurados los mansos, porque ellos verán a Dios." Es una parábola que golpea. ¿Qué significa "ver a Dios", porque que no lo vemos? Ese es el problema de la dulzura, con respecto a la paz interior. Cuando Cristo entraba en la casa de alguien, lo primero que decía era shalom, "que la paz sea con vosotros": si no estamos en paz, no podemos ver a Dios en el otro. La dulzura se inicia allí. Es decir, vemos al otro como el Cristo vivo, pero ¡no lo sabemos!

Ustedes mismos han dicho hace un momento y es muy interesante: muchas personas que son ateos o budistas o musulmanes o judíos son de dulces por naturaleza. Esta dulzura, se puede modificar por el nivel de nerviosismo, es decir por la capacidad de querer hacer las cosas porque hay que hacerlas y estamos abrumados por el estrés o la ansiedad de la vida cotidiana, con el fin de cada mes, con el carácter y la conducta del otro y por otros sistemas de comportamiento, que hay en las familias y es ahí cuando la dulzura no puede dejar de ver a alguien que es bueno y que esa bondad es Dios. La dulzura es la capacidad de ver al otro sin tener que hablar, pues no es necesario si estamos en paz!

 ¿Qué es la paz interior? El alma es como un lago interior: la vivienda del alma es el plexo, pero está en todas partes, en cada uno de nuestros miles de millones de células,

¡Su "cama" es allí! Si estamos en esta paz interior, si el alma se convierte en un lago, en ese mismo momento, incluso si hay hechos graves que ocurren en nuestra vida cotidiana, podemos tomar estos eventos sin ser atribulados en nuestro interior. Esta paz interior es realmente un trabajo que hacemos en nosotros mismos, que uno se obliga a hacer en si mismo y no es fácil porque hay una cierta confusión en ello también: no decir nada, uno cree que es la paz, pero ¡no! No decir nada, no es la paz! Decir que no es la paz, tampoco... La paz, es verdaderamente un trabajo sobre uno mismo, es decir, ver cuan calmada puede estar el alma. ¿Por qué? Simplemente porque estamos en paz con nuestra conciencia.

Es por eso que he dicho muchas veces: ¿Cómo estuvo su día? ¿Hacen un pequeño balance de su día? Si en la noche antes de acostarse, uno se mira: uno se dirá: “debería haber hecho esto, yo no hice esto otro, olvidé de decir esto”... Pequeñas cosas que son importantes porque crean problemas en nuestras alma. Si no hemos hecho lo que teníamos que hacer: cocinar, limpiar, cuidar a los niños o lo que sea, si no se ha cumplido en el día con las tareas por la noche nos damos cuenta que dejamos de hacer las cosas. No hemos cumplido las promesas hechas a nosotros mismos. A partir de ese momento, nuestra alma no puede estar en paz. Ella solo puede encontrar la paz cuando cumplimos con nuestra misión, cuando hacemos lo que teníamos que hacer, sin buscar en lo que se hará la siguiente hora o toda la noche. Solo al vivir en el presente, desde ese momento, el alma estará en paz. Eso significa que cuando hay un problema, alguna dificultad, una enfermedad de un ser querido, en lugar de castañear los dientes y correr en todas direcciones, hay que mantenerse en calma, tomar las cosas perfectamente en la calma. Y es ahí que la dulzura nace,  en esa calma, que no es sólo aparente. No es sólo porque uno no se mueve o no se sale de si, molesto, sino que es la paz verdadera... La verdadera paz interior está ahí, la dulzura surge porque es la humildad.

La humildad solo surge si estamos en la paz interior. Esto significa que si realmente entendemos que somos de una importancia capital para Dios, también somos solo un grano de arena en el universo.

Por lo tanto, debemos reconocer que todo es magnifico. El Creador ha hecho cosas esplendidas por nosotros. Él nos ama más allá de todo y al mismo tiempo, somos tan pequeños ya que con un chasquido nuestra vida se va...