Porque comprenderéis que somos creadores, y todo creador crea todo aquello que piensa.

Es necesario que reflexionéis un instante, cuando sabemos que tenemos 20, 30, 40 o 50 años detrás nuestro, ¿de como hemos creado nosotros nuestra propia muerte? ¿Como hemos creado a veces, enfermedades de lo más diversas, por nuestros miedos, por nuestras cobardías, por nuestra fugas? Ha sido necesario todo el amor de Dios para sacarnos cada vez de nuestras tinieblas. Pero un día, por supuesto, el amor no es más suficientemente fuerte porque no está vivificado. Y claro somos libres, y al dejarnos libres, Dios nos deja ir por nuestro camino. Tenemos dos opciones. Dios nos da cierta total libertad de acción de pensamiento. Tenemos el camino de la luz o el camino de las tinieblas. Jamás el amor de Dios le ha dado órdenes a un hombre. Jamás. Dios nos deja libres, y es por esto que en esta libertad nos hemos extraviado , puesto que hemos hecho un compromiso con la materia.

Y el mundo materialista a empantanado al hombre en su propia prisión. Y somos los prisioneros de nuestra creación. Somos entonces prisioneros de nuestro mental, de nuestras cavilaciones, y también por supuesto de nuestras confiscaciones. Porque hemos creado de cero el estancamiento en la materia. Nos hemos convertido en los instrumentos del Maligno, porque hemos disfrutado de todo aquello que la ilusión del dinero creo en nosotros.

Era entonces importante comprender esto al comienzo.